Una tilde puede parecer poca cosa. Apenas un trazo breve, casi invisible. Pero hay gestos pequeños que tienen un valor enorme. En Helios, lo sabemos bien. Llevamos generaciones cuidando el origen, lo que nos hace únicos, lo que representa nuestra forma de hacer las cosas: con calma, con respeto, con raíces.
Los tomates de Extremadura y Andalucía, nos cuentan mucho más que su sabor. Nos hablan del fuerte sol que los baña por las mañanas y del intenso frío que los acoge por las noches; nos susurran el rumor del agua al atravesar sus tierras y nos muestran las manos que, día a día, se conectan con la tierra para cuidarlos. Esa historia que tú llamas sabor, nosotros la llamamos origen. Y es ese origen el que convierte cada producto Helios en algo único.
Durante mucho tiempo escribimos “ketchup” como todo el mundo, un anglicismo adoptado sin filtro. Pero un día decidimos detenernos, mirar esa palabra con atención y descubrir que en español se escribe kétchup, con tilde. Así lo reconoce nuestra lengua, y así lo recomienda la Real Academia Española.
Pudimos seguir adelante sin cambiar nada, pero hacerlo hubiera significado quedarnos a medias. En Helios, cuando algo tiene que ver con lo que somos, lo llevamos hasta el final. La tilde no es solo una corrección ortográfica; es una forma de contar quiénes somos y qué defendemos.
Si nuestros tomates crecen en tierras bañadas por el sol de Extremadura y Andalucía, cuidados con esmero, si nuestras recetas nacen en el campo, entonces tiene sentido escribirlo como se dice aquí, con su tilde, con su identidad, con todo lo que representa.
Ser coherentes hasta en la etiqueta
Cambiar “ketchup” por “kétchup” en nuestros envases no fue solo un gesto lingüístico, sino una declaración de coherencia con todo lo que Helios representa. Porque las marcas hablan a través de sus etiquetas, sus palabras y sus decisiones. A veces, algo tan pequeño como una tilde puede reflejar lo que realmente defendemos: lo propio, lo auténtico, lo bien hecho.
Llamar a las cosas por su nombre es una manera más de cuidar lo que somos. En un mundo que suele copiar fórmulas y aceptar términos extranjeros sin filtro, nosotros apostamos por poner en valor lo local, incluso en las palabras.
Nuestro kétchup no es un producto más. No es una fórmula estándar. Está hecho con tomates de cultivo local, de la mejor calidad, de orígenes tan diversos y ricos como nuestro país: melocotones del Valle del Ebro, albaricoques de Murcia, manzanas de Aragón… y sobre todo tomates de Extremadura y Andalucía, con todo lo que su tierras y sus historias llevan dentro.
Cada bote de Helios lleva esta conexión con la tierra, el respeto por la sostenibilidad y la autenticidad. Y esa alma también se expresa en cómo nombramos nuestro producto.
Una tilde no cambia el sabor, pero sí cómo contamos lo que hacemos. A veces, un pequeño detalle es suficiente para mostrar que cuidamos lo nuestro. Al final, las palabras, como los ingredientes, también tienen su origen.