Las propiedades de las cerezas, un aliado anti-edad

En plena temporada de cerezas, hablemos de las propiedades de este fruto. Sin duda, uno de los favoritos por todos para un postre o un picoteo. También, de los más beneficiosos para nuestro cuerpo.

Aprietan las temperaturas veraniegas y apetece llenar un plato con ellas y devorarlas. Mucha gente, si preguntásemos a qué nos estamos refiriendo, contestaría sin dudar que a las cerezas. Obtenidas del árbol cerezo del género “prunus”, son sin duda uno de los alimentos que asociamos al buen tiempo. Su origen primero hay que buscarlo en el mar Negro y el Caspio y las civilizaciones griega y romana ya gozaban de su sabor.

Uno de los tipos más comercializado de este fruto son las picotas, procedentes en gran parte del Valle del Jerte extremeño. ¿Un truco para diferenciar picotas de cerezas? Las primeras no tienen pedúnculo, o “rabito”, pues durante la recolección se desprenden de él. Suelen ser además de un tamaño más grande y color más oscuro que las cerezas.

El anti-envejecimiento, una de las propiedades de las cerezas

El característico color rojo de las cerezas se lo otorga unos pigmentos llamados antocianinas. Las antocianinas son importantes no solo por cuestiones estéticas, ni mucho menos. Son un potente antioxidante. Estos eliminan los radicales libres que introducen oxígeno en nuestras células contribuyendo al deterioro de nuestro organismo mediante el llamado estrés oxidativo. A él están asociadas algunas enfermedades degenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.

Los antioxidantes son un poderoso aliado contra el envejecimiento de nuestra piel y cuerpo ya que actúa protegiendo nuestros tejidos. Es por eso que se considera a las cerezas como un alimento anti-edad. Además, son diuréticas y depurativas, favoreciendo la eliminación del exceso de líquido y de toxinas de nuestro cuerpo. Haciendo así que no solo estemos más saludables y ligeros, sino que además verdaderamente lo sintamos.

Salud por fuera y por dentro

Los antioxidantes –presentes tanto en las cerezas rojas como verdes, deliciosas para consumir en almíbar denso-, por si fuera poco, también combaten la inflamación muscular. Las cerezas también son buenas para mejorar nuestra memoria. Tienen fibra y potasio y vitaminas como la A, B1, B2, B6 o C. También bajo poder calórico y su carga glucémica es limitada, por lo que su consumo es adecuado para personas con diabetes.

¿Más razones para que este fruto se convierta en un indispensable de una dieta sana? Las hay, pues las anteriores no son sus únicas propiedades de las cerezas. De hecho, estas nos pueden ser de gran ayuda para enfrentar uno de los grandes males de la vida moderna: el estrés y la falta de descanso. Esto es así por tres palabras que debemos asociar a las cerezas: triptófano, serotonina y melatonina.

El triptófano es un aminoácido que libera serotonina, y este neurotransmisor es popularmente conocido como “la hormona de la felicidad”. Su acción a través de nuestro sistema nervioso contribuye a darnos una sensación de bienestar. La melatonina también es una hormona sintetizada a partir del triptófano. Controla el ciclo vigilia-sueño y su presencia en nuestro organismo está asociada a una mayor capacidad para combatir el insomnio.

El tamaño y sabor de las cerezas las hace ideales para acompañar cualquier postre o dulce. Aquí te dejamos dos ideas que seguro sabrás aprovechar. Galletas de almendras con cerezas confitadas y unos corazones de chocolate rellenos de cereza. ¡Que no se diga que esta maravilla de fruto no da juego!

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