¿Cuántas veces habrás escuchado cuán importante es mantener una buena hidratación para tu salud, sobre todo durante los meses de verano? Pero ¿conoces realmente el por qué es tan importante y cómo deberías hidratarte?
A continuación, te explicamos qué debes hacer para que tu estado de hidratación sea el óptimo. Pero antes de todo,
¿conoces qué porcentaje representa el agua en nuestro cuerpo? En los adultos el agua corporal representa en torno al 50-60% de la composición corporal total. No obstante, hay diferencias en función de la edad, el sexo y el estado fisiológico. Por lo general, el cuerpo del hombre está constituido por un 60% de agua, mientras que el de la mujer, debido a su mayor porcentaje de grasa y menor masa muscular, representa entre el 50 y el 55%. Los bebés son los que mayor porcentaje de agua corporal tienen, con un 75%.
Podemos afirmar que en la mayoría de individuos más de la mitad de nuestro volumen corporal está formado por agua. ¿Sabías que sin ella no podríamos sobrevivir más de 3 o 4 días? Hecho por el cual resalta su importancia para el desarrollo vital.
¿Por qué es tan importante mantener una correcta hidratación corporal?
Para poder ejercer plenamente nuestras capacidades físicas y mentales como la concentración, la atención y la memoria, nuestro cuerpo necesita absorber una cantidad mínima de líquido, que suele ser de 2-2,5 litros diarios, ya que ésta es prácticamente la cantidad que nuestro cuerpo elimina de media, a través de nuestra piel mediante el sudor, los pulmones con el vapor de aire exhalado, la vejiga a través de la orina y los intestinos a través de las heces.
Además un consumo adecuado de agua, ayuda a prevenir el estreñimiento. El agua hidrata el bolo fecal y favorece su circulación por el intestino, facilitando la defecación. Por eso es muy importante, que las personas con tendencia al estreñimiento beban suficiente agua porque les estimulará su tránsito intestinal.
¿Cuáles son las necesidades de hidratación que debemos cubrir y cómo debemos hacerlo?
Nuestras necesidades hídricas deben cubrirse a través de los líquidos y por supuesto, el aporte principal debe ser a través del agua o infusiones sin azúcar y evitar los refrescos o zumos ya que contienen mucho azúcar, y también una parte de los alimentos (frutas y verduras especialmente). Se calcula que los líquidos cubrirán aproximadamente el 80% de las necesidades (1,5-2l) y el resto provendrá de los alimentos.
Cabe destacar que las necesidades de hidratación variarán en función del estado fisiológico del individuo (edad, lactancia, fiebre…) y del ejercicio físico que realice.
En el caso de realizar ejercicio es interesante saber cuánta agua pierdes. ¿Cómo lo puedes calcular? Un método muy fácil es pesándote antes y después de realizar ejercicio físico y sumando el líquido que hayas consumido (agua, bebidas isotónicas…).
El resultado será el agua perdida por sudor. Se recomienda que para rehidratarte recuperes el 150% del peso perdido en las próximas 24 h. Es decir, si has perdido 1 kg, deberás beber 1,5L de agua extra además de tus necesidades hídricas diarias.
¿Qué ocurre si nuestra hidratación es insuficiente?
Si nuestra ingesta de líquidos es insuficiente se dificulta la circulación sanguínea, el funcionamiento de los músculos, el cerebro y otros órganos, además disminuye el aporte de oxígeno a los tejidos, provocando cansancio, el cual es un síntoma evidente de deshidratación. Así que si nos notamos cansados, podemos preguntarnos si realmente estamos bebiendo y aportando los suficientes líquidos a nuestro cuerpo.
¿Qué debes hacer para prevenir la deshidratación?
Para prevenir la deshidratación no siempre funciona esperarse a tener sed, ya que en ciertos colectivos como los niños y ancianos no tienen el mecanismo bien regulado. Por ello suelen ser los grupos de la población que beben menos.
En el caso de los ancianos su mecanismo de regulación de la sed se encuentra ligeramente atrofiado, mientras que en el caso de los niños, el mecanismo de la sed no se ha desarrollado del todo.
Por lo tanto, es muy importante que inculquemos la importancia de hidratar a nuestros mayores y pequeños, para garantizar su bienestar. Recuerda tan solo son 6 u 8 vasos al día, distribúyelos durante el día (entre horas y en las comidas) y no te costará alcanzarlos.