¿Por qué se le llama fruta de la pasión al maracuyá?

Sabemos que el maracuyá es conocido como la fruta de la pasión. Pero, ¿por qué? ¿De dónde viene ese apelativo hacia una fruta tropical que, por supuesto, encontrarás en el catálogo de Helios?

El origen del maracuyá hay que buscarlo en la zona amazónica del continente americano. Especialmente desde lo que hoy es Perú y hasta el noroeste de Argentina y Paraguay. Fue hace dos siglos cuando se pudo diversificar su plantación en lugares tan alejados como Australia y otras islas del océano Pacífico. Después, y progresivamente, su cultivo se ha ido extendiendo por otras zonas del planeta, especialmente las cálidas, dando lugar desde hace unas décadas a un consumo generalizado.

No es extraño, pues se trata de una fruta deliciosa. En realidad, lo que comemos es el fruto que produce la planta llamada passiflora edulis. Y aquí tenemos el comienzo de la explicación de por qué es conocida como “fruta de la pasión”. El nombre viene derivado de cómo la llamaban algunos misioneros jesuitas del siglo XVII cuando se encontraron con ella en el continente americano. El motivo es la similitud de la flor con algunos símbolos religiosos relativos a la Pasión de Cristo. El científico Carlos Linneo adoptaría para el maracuyá, en 1753, el nombre definitivo de passiflora, es decir, flor de la pasión.

Maracuyá: aportes nutritivos y sabor de la fruta de la pasión

Desde entonces, la andadura del maracuyá por el mundo no ha dejado de crecer. Y podemos decir que nuestra salud ha salido beneficiada de ello, ya que esta fruta nos da una importante cantidad de aportes nutritivos. El maracuyá nos provee de vitaminas A y C, de minerales como el potasio, el fósforo y el magnesio, así como de fibra. En cuanto a sus propiedades, es muy interesante su capacidad como regulador digestivo, su poder saciante y su concentración de antioxidantes. Además, tiene efectos sedantes, especialmente indicados para problemas de sueño, también analgésicos y diuréticos para ayudarnos a conseguir una dieta saludable.

Hay que decir que el maracuyá tiene una forma tan estética -en particular por los tonos morados y anaranjados de su flor- que en ocasiones es cultivado con fines ornamentales. También se puede emplear para preparar infusiones gracias a sus propiedades relajantes. Su aceite, además, se usa en productos cosméticos.

Su uso principal es en la alimentación. Fundamentalmente fresca y en crudo, puede consumirse tanto sola como formando parte de macedonias o ensaladas. Algunas de estas últimas también pueden ser aliñadas con una vinagreta de maracuyá. También, claro está, en batidos, zumos o mermeladas o confituras naturales.

Nuestra forma favorita es, precisamente, con la confitura natural de frutas tropicales de Helios. Allí la encontrarás junto a otras como la papaya y el mango. Nuestro envase lleva además la mayor cantidad de fruta, en este caso 1,6 piezas por 330 gramos. Son ideales para el desayuno y para las meriendas, pero no solo para esos momentos. También te recomendamos probar lo bien que combinan con otros alimentos. El maridaje de la confitura de frutas tropicales con distintos tipos de queso te hará conocer otra dimensión de sabor.

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