¿Por qué siempre asociamos la piña a Hawai?

Masa, queso, tomate y… ¿piña? Si hay algo que divida en dos bandos, además de la tortilla con cebolla o la tortilla sin cebolla, es usar la piña como ingrediente de la pizza. También de otras recetas, como nuestra ensalada hawaiana. Partidarios y detractores solo están unidos, podríamos asegurar, en una cosa: en denominar estos platos con el apellido de «hawaiana”. Pero, ¿por qué asociamos esta fruta, la piña, con Hawai?

Un poco de historia para comenzar. La piña es originaria de América del Sur. Los especialistas no se ponen de acuerdo si concretamente de lo que hoy es Paraguay o Brasil. Algunos documentos datan su descubrimiento en 1493, cuando Cristóbal Colón la encontró en la isla de Guadalupe. Las piñas fueron un símbolo de estatus y lujo en Europa, donde eran admiradas no solo por su sabor, también por el exotismo de su procedencia.

La relación entre la piña y Hawai

La historia de cómo llegó a una pizza hay que buscarla no en el Cono Sur, tampoco en Hawai, sino en Canadá. Sam Panopoulos nació en Grecia, pero emigró al país norteamericano para establecerse en Ontario. Fue allí, en su restaurante, cuando en los años 60 innovó en sus pizzas con un ingrediente inédito. Sí, la piña. ¿Por qué la llamó “hawaiana”? Simplemente, porque ese era el nombre de la marca de piña enlatada que utilizó.

Ensalada hawaiana: fácil y refrescante

Y de ahí al planeta entero. Así es como la conocemos y se popularizó este apellido para algunas comidas. Hamburguesas, smoothies o ensaladas con piña lo confirman. Pero aquí no encontraremos tantos detractores, pues por ejemplo esta última, la ensalada hawaiana, es una excelente manera de comer fresco y saludable.

¿Qué lleva? Fácil: zanahoria, maíz, pimiento rojo, apio y por supuesto piña. Y ¿cómo prepararla? También muy fácil. Puedes servirla y consumirla directamente del envase que Helios pone a tu disposición o aliñándola con aceite de oliva extra virgen y unas gotitas de vinagre. También puedes completarla con lechuga, trocitos de pollo, jamón york o pavo y salsa rosa.

La piña es un alimento que da mucho juego en la cocina. No solo puede tomarse como postre, en almíbar, o en mermelada. Puede ser un acompañamiento a algunos pescados como la lubina o carnes como el pollo, para añadirles un toque dulzón. También una buena idea para combinar un cóctel de marisco.

Si hablamos de postres, las posibilidades siguen siendo múltiples. Por ejemplo, tarta, flan, sorbete, gelatina o crema de piña. Y hasta después de la comida, o la cena, sigue presente la piña. Hablamos de la piña colada, una de las bebidas alcohólicas más conocidas del mundo.

Y para celebrar, ¡también piña!

Rastreando su origen, llegamos hasta el Caribe. Según la leyenda, hasta el pirata puertorriqueño Roberto Cofresí, que en el siglo XIX ya estaría consumiendo esta bebida con su tripulación. Sin embargo, como en todo relato casi mitológico, no hay pruebas concluyentes de que fuera así.

Sí hay constancia de que en el hotel Hilton de San Juan, capital del país boricua, el barman Ramón Barrero creó el cóctel en 1954. La historia cuenta que fue a raíz del reto de su superior: ver si era capaz de conseguir una combinación que nadie hubiera probado antes. Dicho y hecho. Mezcló zumo de piña, crema de coco y ron y triunfó. Tanto que incluso Puerto Rico la nombró bebida nacional en 1978. Como vemos, no todo el vínculo de la piña es con Hawai.

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