Cuando hablamos de la tortilla de patatas lo hacemos de una algo más que una comida. De lo que no hay mucha duda es de que gusta a prácticamente todo el mundo. En eso, si nos paramos a pensarlo, no tiene apenas rivales. No hay casi ningún otro plato que goce del mismo nivel de aceptación que la tortilla. La única duda que surge al respecto es cuánta gente la preferirá sin cebolla y cuánta con cebolla.

Por lo demás, hay acuerdo general en que una mesa con una tortilla de patatas es una mesa feliz. Pero hay una curiosidad que puede surgir en esa misma mesa, alrededor de un buen plato de esta perfecta mezcla de huevos, patata y aceite. ¿Dónde y cuándo se inventó? ¿Cuál es la fecha en que a alguien se le ocurrió hacerla por primera vez? ¿Surgió por casualidad o fue un resultado buscado a conciencia? ¿En qué lugar se produjo semejante avance gastronómico?

Pues existe una primera referencia probada de la tortilla de patatas, según el científico Javier López Linage. Fue a finales del siglo XVIII, en 1798, en la zona de Villanueva de la Serena en Extremadura. La idea surgió como una manera de encontrar un alimento con capacidad nutritiva y económico basado en la popular patata. Quizá la primera intención era hacer una especie de pan de patatas pero evolucionó hasta que estas pasaran por la sartén junto al huevo y la ayuda del aceite de oliva.

Tortilla de patatas en minutos con Helios

Es cierto que existe una leyenda que sitúa a la tortilla de patata en una fecha posterior. En una de las guerras carlistas, en el año 1835, y durante el asedio a la ciudad de Bilbao, se cuenta que el general Tomás de Zumalacárregui buscaba un alimento eficaz para sus tropas. De ahí surgiría el que se cuenta de manera más extendida como origen de la tortilla de patatas. Una variante de la historia es que sus tropas recalaron en una casa particular y humilde donde con solo huevo, patata, aceite y cebolla se pudo ingeniar el plato del que hablamos.

Hoy en día las tortillas de patatas cuentan con una innumerable variedad de tipologías. Las hay más o menos gruesas, más o menos cuajadas y, como hemos dicho, con o sin cebolla. Las hay rellenas de verdura o de chorizo, entre otros muchísimos ingredientes, y su forma de consumirlas va desde el pincho en la barra de un establecimiento hasta la celebración familiar pasando por el muy clásico bocadillo de tortilla.

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