Yogur griego con Purafruta, un nuevo clásico familiar

Quizá no hay muchas comidas que sirvan de símbolo de la dieta mediterránea como el yogur griego. Cuando lo comemos, estamos seguramente pensando en una tradición de siglos y en el sabor de los ingredientes naturales con los que está hecho. Además, nos evoca a una de las cunas no solo de la gastronomía que consumimos actualmente, sino incluso de toda la civilización. En efecto, son muchas las huellas que nos dejó la antigua Grecia hasta hoy en día, incluyendo costumbres, etimología de palabras y, cómo no, la alimentación. Adentrémonos en el mundo del yogur griego de la mano de Helios.

Pero, antes de nada, respondamos a la pregunta de qué es el yogur. Se trata básicamente de un producto que se obtiene de la fermentación de la leche mediante bacterias, de nombre Lactobacillus bulgaricus y Streptococus thermophilus. Estas son las que, al neutralizar los azúcares de la propia leche, producen el ácido láctico que le da ese sabor natural que caracteriza al yogur. La coagulación de la proteína de la leche da como resultado esa textura densa también tan propia del yogur.

Para encontrar el origen antiguo del yogur, debemos remontarnos muy atrás en el tiempo. En Asia Central y el Medio Oriente, hace más de cuatro mil años, cuando la leche fresca se fermentaba en un proceso natural que se convirtió en un alimento habitualmente consumido por pueblos nómadas de zonas como la que hoy forma parte de Turquía. Su influencia creció, especialmente desde el este de Europa y la mencionada Asia, hasta ser hoy una comida conocida en todo el mundo.

¿Ya has probado el yogur griego con Purafruta de melocotón?

El yogur griego es toda una eminencia de la dieta mediterránea. Pero, ¿en qué se diferencia del yogur “normal”? Su principal peculiaridad reside en que se cuela el yogur para eliminar el suero de leche. Esa característica es la que hace que su textura sea más espesa. Además, eso le convierte en mayor fuente de nutrientes. Suele ser de leche de oveja y menor medida de vaca o de cabra y es un ingrediente fundamental de un plato tan importante en la cocina griega como el tzatziki junto a pepino, aceite, zumo de limón y ajo.

Gracias a su excelente versatilidad, el yogur griego se ha convertido desde hace décadas en un sinónimo de bocado ligero y sabroso. Hace tiempo que ha dejado atrás su condición de postre o aperitivo, para ser ya un protagonista principal de la mesa. Lo vemos en forma de salsa, por ejemplo, de otros platos principales, pero no debemos olvidar que por sí mismo puede constituir un alimento completo. Hablamos de lo bien que combina con frutas, frutos secos, miel, mermeladas o confituras.

¿A que ya te estás relamiendo? En efecto, el yogur griego juntando fuerzas con nuestra Purafruta es una cosa de otro mundo. A la textura del yogur le va que ni pintada nuestra fruta para untar solo con azúcares procedentes de esta. Te presentamos sus sabores: albaricoque, arándanos, fresa, higo negro, melocotón, piña y también fresa y melocotón ecológicos. Pura fruta, como su propio nombre indica. Y déjanos recomendarte una combinación en particular: la del yogur griego con nuestra Purafruta de melocotón del Valle del Ebro. Sencillamente espectacular.

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